Los Retablos de la Colegiata Ntra. Sra. de las Nieves

Olivares

La Colegiata de Olivares fundada en el siglo XVII por los mismos Condes de Olivares, por don Gaspar de Guzmán, bajo el título de Colegiata de Santa María de las Nieves.

Fue obra de varios arquitectos sevillanos, entre ellos los maestros Vermondo Resta, y José de Escobar.

Hay que tener en cuenta que en aquellos siglos cada una de las casas ducales procuraba tener su gran iglesia que les sirviera al mis­mo tiempo de panteón familiar, rivalizando entre ellas, y ésta de Olivares procura emular a la colegiata que en la ciudad de Osuna tenían los duques de la casa Téllez Girón.

El interior de la Colegiata

Todo el templo es de extraordinaria riqueza artística tanto en su arquitectura, como en la talla de los retablos, y las imágenes, cuadros, lámparas, púlpitos y demás mobiliario litúrgico.

El retablo mayor está presidido por la Virgen de las Nieves, obra de María Roldán, hija de Pedro Roldán, es­cultora muy notable pero que fue oscurecida por la fama de su hermana Luisa la Roldana. La imagen de la Virgen con el Niño en brazos es de suma delicadeza y perfección.

En la nave de la izquierda está la capilla de las Reliquias, en la que se guardan ochenta relicarios de distintos santos, traídos principalmente de Roma.

A continuación vemos un retablo con una imagen muy antigua, que puede ser de finales del siglo XIII o del XIV; titulada la Virgen del Álamo. Aunque bien pudiera tratarse de una Virgen de Valvanera a la que se le cambió el nombre, devoción ésta que ya en los años 1390 existía en Sevilla, en el convento de San Benito, con una iconografía seméjante, es decir, la Virgen sentada sobre un tronco de árbol.

En el mismo altar hay un Ecce Homo en busto, obra de Luisa Roldán de Mena la Roldana.

En otro retablo hay una Virgen del Carmen ya continuación una capilla con la sepultura de Bernardo Poblaciones Dávalos, de la ilustre familia de los Dávalos, entroncada con los Guzmanes. Tiene en la lápida la fecha del año 1817.

La capilla del Sagrario tiene un grupo de Santa Ana enseñando e leer a la Virgen Niña, que es obra de Ruiz Gijón, el escultor del siglo XVII que hizo en Sevilla el célebre Cristo del Cachorro. En esta capilla hay varios cuadros de los Desposorios de la Virgen, la Adoración de los Reyes Magos y la muerte de San José, atribuidos a Zurbarán.

A los pies de la iglesia está el coro, magnifica sillería tallada por Bernardo Cabrera que había hecho el coro de la catedral de Santiago de Compostela.

El Palacio del Conde-Duque de Olivares

La céntrica "Plaza Ducal de Olivares", no solo alberga un tesoro como la Colegiata, sino que también podemos encontrar en ella el Palacio del Conde-Duque de Olivares, magnífico edificio de rica portada renacentista con dos columnas estriadas, con pedestales, sosteniendo un dintel labrado, todo ello de mármol. Encima, balcón con triple ar­cada, con rica baranda de hierro forjado y finas columnas de jaspe. ­

Este cuerpo del edificio tiene además, a los lados de ese balcón otros balcones haciendo juego con el central, pero de dos arcos.

El escudo de los Guzmanes ocupa un lugar preferente, también labrado en mármol y sostenido por dos tenantes en figura de harpías.

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