Salón milenario con vistas a Sevilla

Visita las mejores vistas de este proceso milenario, paisajes y panorámicas de Sevilla y el Guadalquivir que solo El Aljarafe es capaz de proporcionar.

El Aljarafe detuvo el avance del Guadalquivir, y lo dirigió por siempre al sur, donde formó las marismas de Doñana. Mientras tanto, al mismo tiempo que doblegaba el brazo al río, permanecía vigilante ante la aparición de su hija más avezada, Sevilla.

Camas, San Juan de Aznalfarache, Gelves, Coria del Río y La Puebla del Río te abren los balcones idóneos de este salón milenario con vistas a Sevilla.

Es conveniente comenzar temprano cargando fuerzas con un desayuno taurino que nos llene de energía antes de la subida al Cerro de Santa Brígida, primer objetivo de entre nuestros miradores, a la vez que nos empapamos del espíritu taurino y flamenco camero.

La bodega El Castillo, junto a la Escuela Taurina de Camas, muy cerca del inicio de nuestra ascensión al mirador, puede ser un buen lugar para tomar energía antes de dirigirnos a pie hasta el mirador, que se alcanza tras un paseo de 25 minutos.

A primera hora de la mañana obtendremos, en un aire limpio, magníficas vistas de la campiña de Santiponce, el escarpe del Aljarafe y la Vega del Guadalquivir, mientras el sol sale sobre Sevilla ante nosotros.

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Desde 42 €5.3 kg eq CO2

 

Armados de unos prismáticos o un telescopio terrestre, podremos hallar curiosidades inesperadas, ya que la nueva perspectiva nos permite descubrir ángulos desconocidos de lugares aparentemente bien conocidos.

Recuperamos nuestro vehículo y nos dirigimos Guadalquivir abajo hacia San Juan de Aznalfarache, donde podremos disfrutar de dos perspectivas bien distintas, la del Barrio Alto y la del Barrio Bajo.

Ascendiendo el cerro de San Juan en busca del Barrio Alto, llegamos hasta la conocida Barriada del Monumento, de interesante urbanismo y ubicación, apartada y diferente a casi todo lo que podamos encontrar en el Aljarafe en materia de vivienda.

Alcanzamos el mirador de la Barriada del Monumento con nuestro vehículo, pudiendo aparcar cómodamente junto a él.

Las vistas del mirador son espectaculares, ya que reúnen el encanto del desnivel de la ladera este del cerro, y la altura sobre el vacío del Sagrado Corazón, levantado y atento al Guadalquivir y a Sevilla a través de un inmenso vacío sobre la Vega del Guadalquivir.

Podemos ver desde aquí el primer meandro del cauce natural del Guadalquivir entroncando con la Corta de La Cartuja y, en días, claros, los detalles de la urbe sevillana, sus ensanches en Los Remedios, Tablada y Palmas Altas y, detrás, Montequinto y Los Alcores, la otra elevación de los alrededores de Sevilla.

Casi podríamos bajar andando si algunos de los itinerarios posibles estuvieran habilitados para ello, pero tomando el coche bajamos el cerro y alcanzamos, en dos minutos el Barrio Bajo, otro mundo.

Sus callejuelas y naves hablan de un ambiente portuario, que no hace mucho recibía el mineral de las minas de Huelva (Tharsis), en Sierra Morena, en un descargadero y muelle que aún se pueden ver y pasear. Estamos en el Paseo de la Virgen del Carmen, romántico en invierno y muy animado en verano, pues se realizan múltiples actividades públicas aprovechando su amplitud, arboleda y proximidad al río.

En la travesía de esta parte del pueblo existen bodegas tradicionales que aún conservan el espacio y aroma de una época de trajines comerciales, idas y venidas, llevanzas y descargas.

Recuperamos nuestro vehículo y solo unos kilómetros más adelante, a cinco minutos, alcanzamos de nuevo un mirador sobre el Guadalquivir de personalidad totalmente diferente. Estamos en la Marina de Gelves, pequeño puerto deportivo fluvial. Sus pantalanes, varaderos y paseos nos permitirán vivir el ambiente de un puerto deportivo familiar en plena actividad, entre la tranquila arboleda de eucaliptos y álamos de este tramo del Guadalquivir. También podemos sentarnos en cualquiera de sus terrazas mientras contemplamos, muy de cerca, el paso de la variada navegación que discurre por el Guadalquivir cada día.

Se aproxima la hora del almuerzo, y Coria del Río, con sus especialidades en camarones, albures, esturiones y demás platos riacheros, nos espera con su kilométrico y soberbio paseo ribereño, con vistas sobre un amplio Guadalquivir que aquí se ensancha en una suave curva, coronada por eucaliptos, álamos y una variada avifauna que anuncia que estamos llegando a Doñana.

Tras un paseo a nuestra medida podemos degustar en el mismo paseo el paisaje y horizonte que el Guadalquivir ofrece en toda su expresión. Carpinterías de ribera, embarcaciones tradicionales, las orillas mareales, el paso de los barcos y la típica barcaza en su incesante ir y venir, componen parte del menú. Saboga o Sevruga serán buenas elecciones.

Como alternativa a las vistas a ras de agua, podemos subir al Cerro Caura, donde se ubica la antiquísima Ermita de San Juan Bautista, templo cristiano no se sabe si levantado sobre el de otra fé, pero en todo caso custodiado celosamente por la Hermandad de la Vera Cruz desde hace cuatro siglos. Desde se patio trasero, podemos apreciar la hermosura del caserío de Coria del Río, la belleza de su emplazamiento junto al Guadalquivir, la potencia del río y la enorme llanura que se abre hacia el sur, las míticas marismas del Guadalquivir.

Para terminar el día, recorremos en nuestro vehículo los escasos 5 minutos que nos llevará ingresar en la última de las elevaciones junto al Guadalquivir, aquella que sirvió para fundar La Guardia, puesto de vigilancia avanzada sobre el Guadalquivir para proteger a Sevilla de las incursiones por el río, y que posteriormente daría lugar a La Puebla del Río.

A lo largo de este cerro hallaremos tres miradores desde los que poder apreciar la belleza del atardecer sobre el Guadalquivir y el arrozal más productivo de Europa. Son los miradores del Parque Municipal Los Romeros de la Puebla, de Las Palmillas y de la Hacienda Miro.

El Rezón o El Velero servirán para descansar y reposar a la mesa, y a la vera del Guadalquivir, todo un día de vivencias, sabores y sensaciones a través de los paisajes de Sevilla, el Guadalquivir y el Aljarafe.

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