Adriano

Emperador Romano nacido en Itálica

Adriano escultura de bronce Adriano: escultura de bronce

Adriano (76 d. C. - 138 d. C.), nacido en Itálica (actual municipio de Santiponce) de una familia romana de provincias, fue nombrado emperador de Roma en 117, sucediendo a su tío Trajano.

El reinado de Adriano fue marcado por una voluntad marcada de preservar la "pax romana", con renuncia a nuevas conquistas, a pesar de que, al final, se vio obligado a entrar en una guerra desastrosa causada por una revuelta en la provincia de Judea, denominada Palestina posteriormente. Reforzó las fronteras con fortificaciones como, por ejemplo, la Muralla de Adriano en el norte de la isla de Gran Bretaña y el Limes en Germania. Adriano estuvo mucho tiempo alejado de Roma, viajando infatigablemente por todos los rincones de su vasto imperio. Siempre intentó dar a las provincias una mayor importancia política a la vez que las identificaba con el conjunto del estado. Su preocupación por la prosperidad y el bienestar le llevaron a emprender reformas de largo alcance en los campos administrativo, judicial, educativo, fiscal y militar, llegando incluso a desarrollar una cierta protección legal de los esclavos.

El Aljarafe, Itálica cuna de emperadores

Edificio Romano

Itálica, una ciudad de la Bética romana tiene el privilegio de haber visto crecer a dos hombres que acabaron siendo emperadores de Roma. Trajano nació en Itálica, nadie duda de ello, sin embargo, sobre Adriano los historiadores todavía discuten si nació en esta población bética o si lo hizo en Roma. En lo que no hay duda es en que Adriano, huérfano desde la tierna edad, fue criado por una familia hispánica de Itálica.

El Aureo moneda romana

El Aureo moneda romana

Este áureo, acuñado entre los años 134 y 138 d.C., muestra en el anverso la cabeza del emperador Publio Elio Adriano (73-138), con la leyenda Hadrianus AGV COS III P.P. En el reverso aparece la personificación de Hispania reclinada sobre unas rocas (hay quien suscribe que se trata del Peñón de Gibraltar) con una rama de olivo en su mano derecha y un conejo a sus pies, acompañada de la leyenda HISPANIA. Esta misma representación de Hispania se usó para los denarios y sestercios. El hecho de que aparezca un conejo en la moneda se debe a que así se conocía a Hispania: «tierra de conejos». El origen de este nombre proviene de los fenicios que, cuando llegaron a la Península Ibérica, se sorprendieron por la abundante presencia de estos roedores, bautizándola como I-Saphan-im, que traducido al latín se transformó en Hispania.

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